La vida se vive de lo interno a lo externo. Si buscas seguridad, armonía y cooperación en lo externo, te irritas fácilmente con los compañeros de trabajo que no cooperan, con los supervisores que son muy exigentes y con los empleados que son descuidados e indiferentes. ¿Qué puede hacerse? Entra al fluir.

Sin importar la condición, el calibre o el carácter de las personas con quienes debas trabajar, lo importante es que estás allí. Es bueno afirmar dondequiera que esté, que sea yo. Esto significa: ser un canal para el fluir del proceso creativo infinito. Si entras al fluir y permaneces en él, no permitirás que las actitudes y las payasadas de otras personas te metan en sus moldes; permitirás que el Espíritu en ti te sostenga con todo lo que necesitas —en cuanto a amor, comprensión, ideas y creatividad— para hacer tu trabajo bien y ser una persona mejor en el proceso.

¿Qué puedes hacer cuando estás rodeado de personas con quienes tienes poco en común, personas que no dan la talla, que se resisten a tus esfuerzos de llevarte bien con ellas? Puedes dar más luz. “Es mejor encender una luz que maldecir la oscuridad”. Puedes preguntarte por qué estás allí. Lo importante es que, por el momento, estás allí. Y dondequiera que estés, Dios está. Dondequiera que estés, hay un fluir de luz y amor.

Enciende la luz

Una persona en un cuarto oscuro puede tropezar con obstáculos en todas partes a medida que busca el encender la luz. De repente, la persona toca el interruptor y el cuarto se inunda de luz. Nada en el cuarto ha sido alterado. Nada nuevo ha sido hecho, añadido o quitado. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, todo ha cambiado. Mientras que en un momento pareció estar lleno de objetos peligrosos y tropiezos desnivelados, ahora gracias a la luz, se ha convertido en un lugar cómodo y útil. En el mismo sentido, podemos estar teniendo una experiencia horrenda con personas hostiles. Si podemos encender la luz o entrar en el fluir del amor trascendente, un milagro de armonía y comprensión puede surgir. Se ha dicho que “se necesitan dos para una pelea”. Mas lo que a menudo no nos damos cuenta es que solo se necesita una persona para remediar la situación.

Quizás sientas que no tendrías dificultad en llevarte bien con las personas si pudieras entrar a un medio ambiente más propicio a la amistad y el amor. Sin embargo, la respuesta no está en encontrar a la persona correcta sino en ser la persona correcta.

Cada mañana, antes de salir al mundo o antes de hacer el contacto con él por medio de las noticias, es sabio prepararte con una oración o meditación para entrar conscientemente en el fluir de la vida. Es simplemente cuestión de prender las luces antes de enfrentar cualquier oscuridad en el mundo o en el comportamiento humano. En el fluir del amor, tu tendencia será ver y responder a la divinidad en todas las personas. En vez de esperar que el mundo y sus habitantes te hagan el día feliz o armonioso, te establecerás en el tipo de conciencia que deseas experimentar, permitiendo que fluya por medio de ti.


Extraído del libro En el fluir de la vida de Eric Butterworth (Unity Books, 1982).

Acerca del autor

Eric Butterworth (1916-2003), considerado uno de los grandes escritores de Unity, fue autor de cientos de ensayos, artículos y numerosos bestsellers, como Economía espiritual, Descubre tu poder interno y El universo está llamando (este último solo disponible en inglés, The Universe Is Calling). Fue ministro de Unity en Nueva York y dirigió servicios en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center durante más de 35 años. Para leer más y escuchar sus grabaciones, visita la colección de Eric Butterworth.

Eric Butterworth

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