Hace unos días escuché a una señora contar su experiencia de sanación. Su relato era realmente inspirador debido a la fe con la que lo narraba. Contó que llegó al hospital con un fuerte dolor abdominal, sintiéndose muy enferma. Después de realizarle algunos estudios y análisis de sangre, los médicos decidieron dejarla internada, ya que parecía ser una pancreatitis.

Se sentía muy mal, estaba casi extenuada debido al intenso dolor. Acostada en una camilla y sin poder sentarse, tomó la mano de su hija, que la estaba acompañando y le pidió que oraran. Contaba que, en ese momento, invocando el nombre de Jesucristo, con profunda fe, ella se puso en manos de Dios. Si bien es cierto que quería ser sanada, aceptaba la voluntad del Creador, cualquiera que fuera.

La fe compartida por ambas fue tan grande en esta comunión espiritual que, cuando los médicos regresaron más tarde, repitieron algunos estudios y realizaron otros, no encontraron rastros de la dolencia que la había llevado hasta allí. Además de eso, el dolor que ella sentía había pasado. Los médicos no podían entender esa recuperación casi inmediata. Ella había sanado, en consecuencia, le dieron el alta y regresó  a casa completamente sana.

Esto demuestra nuevamente el poder de la fe y de la oración compartida. Jesús enfatizó esto ante sus discípulos cuando les dijo: «Una vez más les digo, que si en este mundo dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los cielos, se lo concederá. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos» (Mateo 18: 19-20).

En su libro Jesucristo sana, el cofundador de Unity, Charles Fillmore señala que «Cualquier declaración que una persona pueda hacer en la cual se usa el nombre de Jesucristo con reverencia, hará contacto con el éter espiritual en el que vive el Yo Soy Crístico y abrirá la mente y el cuerpo al influjo de los rayos sanadores espirituales».

Un ejemplo del poder de unirse con otro en oración puede verse a diario en el ministerio de oración de Silent Unity. Por más de 130 años en ese sagrado espacio se ha brindado y se brinda apoyo y contención a través de la oración a las miles de personas que diariamente lo solicitan.

En su libro Descubre tu poder interno, Eric Butterworth dice que «La oración es simplemente abrir nuestras vidas para poder recibir lo que Dios ha estado siempre tratando de otorgar». Ahora bien, abrir nuestra mente y corazón para recibir las abundantes bendiciones de nuestro Padre Celestial, es un acto de fe.

La fe es la llave que abre todas las puertas, que despeja todos los caminos, que aliviana toda carga. La fe es la convicción interna de saber que nunca estamos solos.

Si en esa fe se unen dos o más almas, parece que la misma se intensifica exponencialmente y la gracia divina puede fluir libremente para manifestar el bien por el cual oramos. La respuesta no solo es posible, es inevitable.

Queridos amigos, no dejemos pasar las oportunidades que tengamos de compartir nuestras oraciones de fe con otras personas. Apoyarnos recíprocamente no solo contribuye a cimentar nuestra fe, sino que además puede acelerar la respuesta a nuestras oraciones.

Acerca del autor

Rev. Beatriz Gallerano Bell y su esposo Frank tienen un ministerio en Córdoba, Argentina, llamado Unity Sembrando Luz, también están a cargo de la distribución de La Palabra Diaria® en Argentina.

Más

No Results