A lo largo de los años de leer La Palabra Diaria todos los días, he descubierto que algunos de sus mensajes parecían ser precisamente lo que yo necesitaba. Un mensaje en particular resonó conmigo tan profundamente que tuvo el potencial de salvar mi vida. El versículo de la Escritura para el mensaje de Aceptación del 4 de abril de 2023 decía en parte: «Confía en el Señor de todo corazón». Ese día, resultó ser un mensaje especialmente bueno para mí.

Aquella mañana no me sentía bien. Sentía una extraña presión en la garganta, que fue progresando hasta convertirse en un fuerte dolor en el pecho. Como enfermera de cardiología jubilada, sabía que no había tiempo que perder. Fui a la consulta de mi médico para que me hicieran un electrocardiograma. La prueba mostró que estaba sufriendo un infarto masivo. El personal de mi médico llamó inmediatamente a una ambulancia. Antes de que llegara, el personal de la consulta me administró aspirina infantil, nitroglicerina y me conectó a oxígeno mientras monitoreaba mis signos vitales. Empecé a perder el conocimiento. Una de las enfermeras tomó mi mano y me habló suavemente: «Quédate conmigo, Diana». Oiré su reconfortante voz en mi mente el resto de mi vida.

Instantes que marcan la diferencia

Durante mi carrera como enfermera, solía decir a menudo: «Tendría que estar inconsciente para que alguien me metiera en una ambulancia». Ahora sabía que no tenía elección si quería vivir. Los paramédicos que me atendieron en la ambulancia trabajaron con eficiencia y me preguntaron si estaba cómoda. Cuando llegamos al hospital, me llevaron rápidamente del servicio de urgencias al laboratorio de cateterismo cardiaco. El cardiólogo y el personal de cardiología de guardia habían terminado su jornada y se estaban poniendo su atuendo informal para irse a casa. Pero volvieron para atenderme. Es increíble cómo unos minutos pueden marcar la diferencia en una vida.

A pesar de todo, me sentía tranquila y segura, como cuando paso tiempo en oración. Dejé que los asistentes me atendieran sin resistencia ni aspavientos. Me pusieron tres stents cardíacos para abrir la arteria obstruida y restablecer la circulación. Viviría y me recuperaría. Me dieron el alta cuatro días después, el Viernes Santo.

Durante mi infarto me di cuenta de que estaba en peligro, pero nunca sentí que pudiera morir. Agradezco haber sobrevivido, pero no le tengo miedo a la muerte. Pensé en el poema «El viajero» del autor de Unity James Dillet Freeman. En él, escribió en parte: «Y eso que llamamos muerte, no es más que el abrir y cerrar de una puerta». Sé que puedo ser creativa desde ambos lados de esa puerta.

Agradecida por la oración

Aquella mañana había leído La Palabra Diaria como lo había hecho durante muchos años. Sin embargo, aquel día hice algo diferente: la guardé en mi bolso antes de salir al consultorio médico, sin saber qué depararía el día. Durante toda mi experiencia, desde que aumentó el dolor hasta la visita al médico y el electrocardiograma, el traslado en ambulancia y la hospitalización, experimenté una extraña calma. Atribuyo mi tranquilidad a La Palabra Diaria y a mi práctica constante de la oración, que resaltan la importancia de la paz interior. Ese día, significó mucho para mí tener La Palabra Diaria conmigo, y por eso estoy profundamente agradecida.

Acerca del autor

Diana Lee Loper es enfermera de cardiología jubilada y lectora asidua de La Palabra Diaria desde hace mucho tiempo. Diana creció en Unity y guarda un grato recuerdo de sus abuelos, que le hablaron de los fundadores, Charles y Myrtle Fillmore. Vive en Knoxville, Tennessee.

Diana Loper

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