Me encanta la repostería y he dedicado mucho tiempo en mi cocina preparando galletas, panes, muffins y pasteles. A menudo comparto mis creaciones con amigos, lo que nos brinda alegría tanto a ellos como a mí.

Con frecuencia, me comentan que hay algo especial en mi repostería. Todo es más sabroso, tiene una textura más esponjosa y un sabor más intenso y agradable. Me preguntan cómo lo logro, si tengo algún secreto.

Para su frustración, les respondo que simplemente sigo las recetas. «Eso no puede ser», dicen. Me comentan que ellos también siguen recetas, pero sus galletas y pasteles no resultan como los míos.

Últimamente, he estado reflexionando sobre esto y creo que entiendo a qué se refieren: me tomo mi tiempo. Me tomo el tiempo para medir los ingredientes con cuidado. Me tomo el tiempo para dejar que los ingredientes refrigerados alcancen la temperatura ambiente. Me tomo el tiempo para leer y comprender a fondo la receta. Le doy a los productos terminados tiempo suficiente para que se enfríen.

¿Hace esto la diferencia que creo que hace? No puedo saberlo con certeza, pero creo que tengo razón.

El ingrediente secreto

Si el tiempo es lo que agrega intensidad de sabor y textura a la repostería, ¿es lógico pensar que también puede enriquecer nuestra vida?

Yo creo que sí.

El tiempo no programado y sin prisas es un antídoto maravilloso para el ajetreo de la vida moderna.  Cada vez más, tomarse el tiempo se siente como un lujo en lugar de una necesidad. Incluso me he sorprendido sintiéndome un poco culpable por no estar lo suficientemente ocupada, por no llenar cada hora con tareas y actividades. Me di cuenta de que estaba pagando un precio alto por ello: insomnio, irritabilidad y dificultad para concentrarme.

Ahora me doy el mismo cuidado y atención que le dedico a mi repostería. Me tomo mi tiempo. Practico la paciencia. Invierto en los mejores ingredientes para prosperar: sueño, atención plena y relajación.

Quizás el ingrediente más importante es tomarse el tiempo para la práctica espiritual. He descubierto que prácticas como la oración y la meditación marcan una diferencia más duradera cuando realmente me tomo el tiempo para ellas. Es posible que tú también hayas notado la diferencia. Si te sumerges en tu momento de oración con prisa y distracción, pensando que solo tienes uno o dos minutos antes de pasar a la próxima tarea, ¿cuánto puedes realmente aprovechar de ello? Algo es mejor que nada, por supuesto, pero ¿cuánto más profunda y satisfactoria es la experiencia de estar en comunión con lo Divino, de tocar esa paz perfecta de Dios cuando el pasado y el futuro se desvanecen y el momento presente se extiende ante ti?

Levantarse y brillar

Hay muchas cosas que pueden socavar el tiempo que necesitamos para nosotros mismos. Poco a poco, es posible que ni siquiera nos demos cuenta de cuánto estamos sacrificando al intentar lograr más y más y al priorizar las necesidades de los demás, incluso si eso significa ignorar las nuestras.

Sin embargo, podemos redefinir nuestra relación con el tiempo y recuperarlo para prosperar. El tiempo que tan gustosamente dedicamos a quienes más nos importan y a las cosas que intentamos conseguir es el mismo tiempo que necesitamos darnos a nosotros mismos.

Cuando lo hagamos, encontraremos lo que quizá no esperábamos. Tendremos más tiempo, más atención y más de nosotros mismos para compartir. Nos levantaremos y brillaremos.

Acerca del autor

La Rev. Teresa Burton es la editora de Daily Word®. Es una oradora dinámica y escritora inspiradora, ella hace que las enseñanzas de Unity sean fáciles de entender y divertidas de aprender. Antes de responder al llamado al ministerio, trabajó como editora durante más de 25 años en varios puestos en publicaciones impresas y digitales.

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