Perfeccionando el arte de llevarse bien

Este artículo se complementa perfectamente con otro de Eric Butterworth titulado El arte de llevarse bien con los demás.

Muchos de nosotros recordamos el mundo de hace unos 40 años como más amable y sencillo. Podemos sentir nostalgia de una época en la que el mundo no estaba acosado por tantas crisis, en la que la gente era más paciente y comprensiva, en la que nuestras divisiones no eran tan marcadas.

Cuando Eric Butterworth escribió sobre el arte de llevarse bien a principios de la década de 1980, las circunstancias del mundo eran realmente diferentes. Aunque resultaba tentador leer sus reflexiones sobre el arte de llevarse bien y pensar que, si bien eran lógicas en su momento, ya no eran ciertas. Podría parecer curioso, e incluso un poco ingenuo, que encender nuestra luz interior, alinear nuestros pensamientos con la mente divina y vivir en el fluir de la luz y el amor puede servir de antídoto contra el conflicto y la hostilidad.

Hoy en día, llevarse bien con los demás puede parecer un sueño lejano. La división, la polarización y el conflicto parecen impregnar casi todos los aspectos de la vida moderna. Las noticias recientes hablan de una epidemia de soledad causada por nuestro distanciamiento de los demás, y advierten sobre trastornos emocionales prolongados y enfermedades físicas. Todas estas cosas combinadas pueden llevarnos a preguntarnos si la armonía y la cooperación nos serán siempre esquivas.

Tienes el poder de transformar esa oscuridad en luz mediante prácticas espirituales como la oración, la meditación y el uso de negaciones y afirmaciones.

Llevarse bien comienza en el interior

Estamos intrínsicamente conectados y destinados a la unión. No solo es beneficioso, sino esencial para nuestro bienestar individual y colectivo. Para preservar nuestra salud y supervivencia, es imperativo que aprendamos y perfeccionemos el arte de llevarnos bien.

Butterworth destaca acertadamente que el camino para relacionarnos bien con los demás comienza por nosotros mismos. Nos recuerda que la vida se vive desde dentro hacia fuera y que, independientemente de las circunstancias, tenemos el poder, y la responsabilidad, de sumergirnos en el fluir de la vida y el amor.

Aunque pueda ser tentador pensar lo contrario, creyendo que para fluir en la vida y el amor y dominar el arte de llevarse bien, necesitamos encontrar personas y circunstancias favorables a la amistad y el amor. Butterworth nos recuerda que la clave para relacionarnos armoniosamente no se halla en el exterior, sino en el interior de cada uno de nosotros.

Despeja el camino para la conexión

No importa quiénes seamos o qué nos esté mostrando la vida, lo único que comparten nuestras relaciones y circunstancias eres tú. Tómate un momento para dejar que esto resuene. Si experimentas desacuerdos con los demás, si sientes que te resistes en lugar de fluir con las condiciones de tu vida, este no es el momento para lamentarte por tu mala suerte ni culpar a los demás. En cambio, es el momento de centrarte en tu interior con ternura y amor, descubriendo tus dones divinos de amor y paz. Si encuentras obstáculos para expresar esos dones, como el miedo, la falta de perdón, la ira, tienes el poder de transformar esa oscuridad en luz mediante prácticas espirituales como la oración, la meditación y el uso de negaciones y afirmaciones. A través de estas prácticas, despejarás tu mente de pensamientos y sentimientos negativos y limitantes hasta sentir que la energía positiva que sustenta la vida llena tu conciencia.

Entonces te resultará natural encender y mantener encendida la luz que llevas dentro. Tus prácticas espirituales te ayudarán a seguir iluminando incluso cuando el mundo parezca cada vez más oscuro. A medida que perfecciones el arte de llevarse bien, irás más allá de orar pidiendo la ayuda divina para descubrir el poder de ser el corazón y las manos de Dios en el mundo. Con una fe profunda, comprenderás que dentro de ti hay un manantial inagotable de amor y sabiduría, y que no necesitas buscarlo en otros. En su lugar, avanzarás con serenidad y confianza, sabiendo que los demás pueden encontrarlo en ti.

Este artículo apareció por primera vez en el folleto, Enciende la luz: La sabiduría intemporal de Eric Butterworth.