¿Por qué nos preocupa la economía? ¿Por qué nos causa miedo pensar en la carencia? ¿Por qué algunos la experimentan y otros no? ¿Y por qué albergamos la idea de escasez cuando se nos ha prometido que nada nos faltará?

Como humanidad, colectivamente, hemos aceptado la posibilidad de la carencia como parte de la vida. Pensamos que algunos son más afortunados que otros y que esto es una ley de vida. Creemos que hay que esforzarse, preocuparse e incluso endeudarse para poder vivir una vida donde no falte nada. Algunos piensan que lo que nos falta podemos quitárselo a otro. Otros creen que si compartimos lo que tenemos se acabará más rápido o nos quedaremos sin nada. También nos vemos inmersos en una carrera constante por acumular y acumular.

Lo más interesante de todo esto es que en el mismo espacio de conciencia donde tenemos todos estos pensamientos individuales y colectivos que no cuestionamos, están nuestras creencias sobre Dios. Dios, según cada uno lo conozca. Es ahí donde está la clave para erradicar la pobreza y la escasez.

Quizás estes pensando que estoy simplificando un enorme reto a nivel mundial y personal, cuando digo que la pobreza no es natural ni necesaria. Sin embargo, todo ser vivo en la naturaleza, simplemente es y no se preocupa por lo que vendrá o no mañana. Me pregunto qué sabiduría hay en la naturaleza para confiar que nada le falta…

¿Cuál es tu idea de Dios? ¿Le pides dinero, trabajo? Dios no es amoroso, es la totalidad del amor, no es sabio, es la totalidad de la sabiduría, no es el dador de la sustancia, es la totalidad de la sustancia. Y la mejor parte de todo esto es que vivimos en Dios, Dios vive en nosotros, es y se expresa en este plano físico a través de nosotros. Somos como peces en el agua que no sabemos que vivimos en ella y que sin ella no existimos.

Te invito a considerar lo siguiente: la escasez es un efecto de los pensamientos sostenidos en la conciencia. Somos creados en la sustancia, formados con la sustancia y sostenidos por la sustancia. Pero como la viuda le respondió a Eliseo cuando este le preguntó «¿qué tienes en tu casa?», decimos, «no tengo nada, solo una vasija de aceite».

Cuando experimentamos escasez, como la viuda, hemos perdido de vista el apoyo divino siempre presente. Nos rendimos ante la preocupación y vemos solo una vasija de aceite, es decir, vemos insuficiencia. Estos pensamientos se apoderan de nuestra mente y producen resultados similares.

¿Qué tienes en tu casa, en tu conciencia? ¿Escasez o prosperidad? ¿Dices como la viuda, «solo tengo esto», o sabes que eres uno con Dios y que lo tienes todo? Cuando estás consciente del fluir divino en ti, encuentras la fe para saber que la ilimitada sustancia divina encontrará expresión a través de ti. Pueden ser ideas, oportunidades o sincronicidades. Recuerda, Dios no está allá afuera, sin estar primero en ti. Tú estás en Dios y Dios se expresa a través de ti.  La plenitud de Dios (el todo) está presente como bien abundante en todas partes y en todo momento.

Entonces, así como la viuda fue a su casa y cerró la puerta, entra en tu interior y cierra la puerta a los pensamientos de escasez en el Silencio. Desde ahí, permítete ver los recursos que ya están presentes, como la viuda que encontró y recogió las vasijas vacías, verás que cuando les prestes atención se multiplicarán.

Expande tu mente para abrazar nuevas visiones y perspectivas. Al igual que la viuda vertió el aceite hasta llenar la última vasija, recibirás tanto como puedas concebir y creer.

Si es cierto que solo existe una presencia, un poder, entonces todo lo que no sea el bien absoluto resulta inconcebible. Sin embargo, hay que hacer una elección. Tienes que sentir y reconocer tu unicidad con esa presencia. Debes tener fe en el potencial ilimitado que hay en ti.

Al final del día, sí, es así de simple. Si como individuos, uno a uno, empezamos a cuestionar en consciencia nuestras creencias y nos abrimos a nuevas posibilidades, experimentaremos individual y colectivamente la verdad. Visualiza un mundo en paz y próspero y reconoce que empieza contigo.

Acerca del autor

La Rev. Luzette Rivera-Diez es una ministra que participa activamente en la capacitación y acreditación de los ministros de Unity en español a tiempo parcial.

Rev. Luzette Rivera Diez

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