En cierta primavera de los años setenta, cuando era estudiante de primaria, todos los niños recibimos un retoño de pino para plantar, cuidar y verlo crecer. Esta iniciativa formaba parte de un programa escolar destinado a fomentar el interés y la conciencia ambiental entre los estudiantes, subrayando la importancia de conservar la naturaleza. Aunque no puedo hablar por mis compañeros, para mí fue emocionante que me dieran la responsabilidad de cuidar un árbol de verdad. Estaba ansiosa por tener mi propio arbolito y plantarlo. Aunque estaba muy entusiasmada, lamentablemente el árbol no tuvo tanta suerte. Murió unas semanas más tarde cuando mi hermano mayor, sin querer, lo atropelló con el cortacésped.

En la primavera siguiente, mi escuela volvió a distribuir árboles. Al ser un año mayor y un poco más sabia, opté por confiar mi árbol a un familiar que sabía que lo cuidaría (o al menos no lo dañaría). Lo planté en la casa de mi tío, al otro lado de la ciudad donde vivíamos. A lo largo de los años, pude seguir su crecimiento. En poco tiempo, alcanzó mi altura y continuó creciendo aún más. La última vez que lo vi, tenía más de cinco metros de altura. Con el paso del tiempo, me mudé y ya no pude seguir su desarrollo, confiando en los informes ocasionales de mis parientes. Unos veinte años después, mi tío falleció y su casa dejó de estar en manos de nuestra familia. No obstante, me gusta pensar que mi árbol sigue en el mismo lugar donde lo planté, creciendo con fuerza.

Por lo general, durante esta época del año, suelo recordar mi árbol, especialmente cuando el mundo se llena de verde y se acerca el Día de la Tierra. Recuerdo con qué esperanza y asombro recibí esos pequeños árboles en la escuela. Estos recuerdos me ayudan a mantener un espíritu menos pesimista, especialmente cuando leo noticias cada vez más preocupantes sobre el cambio climático y el estado de nuestro planeta.

Cultiva una actitud positiva

El optimismo y el compromiso son antídotos contra el desánimo, sean cuales sean las circunstancias. Cuando las noticias y las estadísticas pintan un panorama desolador de cómo están las cosas, depende de nosotros crear otro tipo de imagen, mediante el poder de la fe y la imaginación, de cómo podrían ser. Este es nuestro superpoder como seres divinos, crear nuestras vidas a través del poder de nuestros pensamientos y sentimientos.

La esperanza y el respeto alimentan nuestro deseo de ayudar, de creer que es posible hacer verdaderos progresos. Este Día de la Tierra, te invito a reavivar tu respeto y aprecio por nuestro precioso planeta. En oración, bendice a la tierra con pensamientos de gratitud y ora pidiendo inspiración sobre la mejor manera de utilizar tus talentos para ayudar. Y, por supuesto, sigue haciendo lo que haces para contribuir —recicla, conserva recursos, haz voluntariado y dona a causas dedicadas a mejorar el medio ambiente— y considera hacer aún más cuando tu tiempo y tus recursos te lo permitan. Pero hazlo desde la esperanza y el empoderamiento, no desde la desesperanza y el miedo.

¡Ánimo! Juntos podemos generar un impacto significativo y duradero: un pensamiento, un sentimiento y un árbol a la vez.

Acerca del autor

La Rev. Teresa Burton es la editora de Daily Word®. Es una oradora dinámica y escritora inspiradora, ella hace que las enseñanzas de Unity sean fáciles de entender y divertidas de aprender. Antes de responder al llamado al ministerio, trabajó como editora durante más de 25 años en varios puestos en publicaciones impresas y digitales.

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