En época de Jesús, (así como antes y después) los gobernantes del imperio romano hacían contratos con individuos en los pueblos bajo su poder para recolectar los impuestos. A dichos individuos se les denominaba publicanos. Los habitantes del pueblo sentían gran desdén por ellos, ya que recaudaban más de la cantidad que debían entregar a los romanos y se quedaban con la diferencia. Ser publicano era sinónimo de ser traidor, por colaborar con Roma y enriquecerse ellos mismos a costa del pueblo.

En el Evangelio de Lucas capítulo 19 se encuentra el relato de Zaqueo. A pesar de ser un personaje de mala reputación entre los judíos, siempre he sentido compasión por él. Su nombre en hebreo significa lavado; purificado; justo. Mas metafísicamente Zaqueo representa avariciaegoísmotacañería.

Yo pienso que Zaqueo representa un pensamiento materialista que, buscando enriquecerse se apartó de sus congéneres y se olvidó de su origen.

Para mí su relato describe cómo el verdadero deseo de nuestro corazón, nuestro anhelo de reconocer quienes somos, nos lleva a una transformación. A pesar de lo que hayamos hecho o dejado de hacer, si permanecemos atentos a la Mente divina (Jesús llegando a Jericó) y hacemos lo que está a nuestro alcance para accederla (correr y trepar un árbol) nos volvemos canales del bien de Dios (hoy ha venido la salvación a esta casa).

El trabajo que Zaqueo hacía lo había separado de su pueblo. Sin embargo, al indagar un poco y reflexionar acerca de las tradiciones judías, encontramos que un padre tenía deberes con sus hijos varones, entre ellos: instruirlo en la Torá, encontrarle una esposa y enseñarle un oficio.

Es posible que ese no haya sido el oficio que Zaqueo quería para sí, pero fue el que le tocó, el que le enseñaron. Muchas veces, debido al lugar o la época en la que nacemos, heredamos oficios, costumbres y creencias que realmente no nos pertenecen y que no resuenan con nuestra alma.

Si permanecemos atentos a la Mente divina y hacemos lo que está a nuestro alcance para accederla nos volvemos canales del bien de Dios.

Habiendo nacido en la cultura hispana, se espera que yo sea extrovertida, mas no lo soy. Es más, no fue hasta que estudié para ser ministra Unity que aprendí que ser introvertida no significa ser tímida (yo no soy tímida). A diario, necesito apartarme por ratos para recargar mi energía. De niña me decían, especialmente mis dos hermanas mayores, que yo era rara. Y, aunque pude aceptar mi rareza, nunca he podido ser extrovertida de manera consistente.

Tarde o temprano, busco un refugio lejos de la gente y, de niña, mi refugio predilecto era el árbol de mango en casa de mi tía Helena. Solo mi tía sabía de mi morada de escape. De una manera u otra, Dios me dio el lugar perfecto para lidiar con mi personalidad y mi deseo de pasar tiempo en contemplación.

En el relato, Jesús le dice a Zaqueo que se tiene que bajar del árbol, que tiene que darle posada. Una bella imagen se forma en mi mente cuando leo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso”.

Puedo sentir las palabras de Jesús resonar y a Zaqueo vibrar con emoción por haber sido reconocido y aceptado ante los presentes con las palabras: Él también es hijo de Abraham.

Cristo redimió el egoísmo. La avaricia fue transformada en gozo y en la determinación de hacer lo correcto. El cambio que Zaqueo anhelaba no tenía nada que ver con las riquezas, pero sí mucho con los tesoros espirituales, con el reino de Dios.

Al tomar tiempo para contemplar nuestra esencia Crística en medio de la multitud del mundo, somos transformados y vivimos según el patrón de aquello que nos da mayor gozo.

Exploremos con amor, determinación y gozo las áreas de nosotros que no aceptamos y por qué no las aceptamos. Vayamos al baúl de los recuerdos y demos luz a esos sentimientos, creencias y enseñanzas que nos hacen sentir de baja estatura. ¡El Yo soy mora en tu corazón!

Acerca del autor

La Rev. Adriana Segovia se retiró después de trabajar por más de 30 años en la Sede Mundial de Unity como editora y estratega en español de La Palabra Diaria y más. Fue ordenada por Unity en 2002 y tiene una maestría en administración de empresas de la Universidad de Baker.

Headshot Rev. Adriana Segovia, Pink Shirt

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