Como me suele ocurrir últimamente, descubrí algo en las redes sociales. Se trata de una granja en Lawrence, Kansas, con extensos y hermosos campos de girasoles. Llevaba varios años admirando las fotos desde lejos, pero hoy, he decidido visitar este encantador campo en persona. En términos generales, no suelo sentir una gran atracción por las flores, pero había algo en esos alegres capullos que me conmovía el alma. Sus vibrantes pétalos dorados y su majestuosa presencia resonaron profundamente en mí y me llevaron a reflexionar sobre las valiosas lecciones de vida que pueden impartir los girasoles.

Así como un girasol no florece de la noche a la mañana, nuestros mayores logros también tardan en florecer. Además, es esencial valorar los momentos especiales en nuestras vidas y practicar la gratitud por todas las cosas buenas mientras duren.

Concéntrate en tus sueños y no los pierdas de vista

Los girasoles poseen una asombrosa habilidad para seguir al sol a medida que cruza el cielo, siempre volviendo sus rostros hacia su fuente de vida. Observar las hileras de flores “mirando” en la misma dirección transmitía un mensaje claro: no te distraigas de lo que te nutre y sustenta. Absorbe toda la energía vital que puedas. Y si tus sueños cambian, sé flexible y gira para continuar persiguiéndolos.

El tiempo lo es todo

Un girasol requiere tiempo para alcanzar su máximo potencial y florecer, aproximadamente tres meses. Y una vez que lo hace, solo permanece en flor durante unos pocos días. La lección aquí es que el crecimiento a menudo exige paciencia. Así como un girasol no florece de la noche a la mañana, nuestros mayores logros también tardan en florecer. Además, es esencial valorar los momentos especiales en nuestras vidas y practicar la gratitud por todas las cosas buenas mientras duren.

Nutre tus raíces

Bajo la imponente belleza de cada girasol se esconde una red de fuertes raíces que lo anclan a la tierra. De manera similar, es crucial nutrir nuestras propias raíces: relaciones, creencias espirituales, comunidad, ya que son la base de nuestro crecimiento y éxito. Todo aquello que nos proporciona un sentido de propósito merece tiempo y atención para mantenerse fuerte.

Comparte tu alegría

Los girasoles son generosos con su belleza y contribuyen al ecosistema que los rodea atrayendo abejas y a otros polinizadores. Podemos aprender de esto compartiendo nuestra propia felicidad, bondad y positividad con quienes nos rodean, creando un efecto dominó de alegría en el mundo.

Mantente firme

Incluso frente a la lluvia, la sequía o las heladas ligeras, los girasoles permanecen fuertes. La vida nos presenta a todos tormentas y desafíos. Los girasoles nos enseñan a ser resilientes, a doblarnos pero no a quebrarnos, y a seguir mirando al sol a pesar de los obstáculos en nuestro camino.

Cuando realmente piensas en ellos, los girasoles resultan sorprendentemente inspiradores. Son audaces, alegres, resistentes y tienen mucho que enseñarnos sobre la vida. Si alguna vez necesitas un aliciente en tu día, te recomiendo que visites un campo de girasoles. Esas encantadoras y felices “caras” podrían ser exactamente lo que necesita tu espíritu.

Acerca del autor

Sandy Eastwood es la estratega de contenidos digitales de la Sede Mundial de Unity. Vive en el área de Kansas City, Missouri, y se enorgullece de ser madre, abuela (cariñosamente conocida como Mimi), y amante de los perros.

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