La oración será siempre mi primer recurso.

Me apresuraba para llegar a casa, vivía en la ciudad turística de Ocho Ríos en Jamaica y debía conducir desde la ciudad capital de Kingston. Pero entonces, mi automóvil se detuvo justo después de rebasar una larga fila de tráfico. Las luces se apagaron y el motor no arrancó.

Estaba en el desierto Bog Walk Gorge, donde no había luces, edificios, peatones ni servicio de telefonía celular. Salí rápidamente del automóvil pensando que regresaría a pie al último edificio iluminado, una tienda frente a la cual había pasado hacía un rato, para poder llamar a mi cuñado en Kingston de modo que me ayudara, pese a que él no era mecánico.

Cuando cerré la puerta del auto y comencé a caminar, pensé: “No. Esto no es lo que debería hacer”. Reabrí la puerta, me senté y oré: “Señor, ¿qué debo hacer?”.

Siguiendo la guía

Escuché la respuesta, luego salí del auto una vez más y me paré junto a él, extendiendo mi mano para indicar que necesitaba ayuda. Varios conductores pasaron sin mirarme ni detenerse. Entendí su renuencia, pues había surgido un aumento de la actividad delictiva en la que algunos automovilistas confiados habían sido asaltados tras haberse detenido para ayudar a mujeres que parecían tener problemas con su automóvil.

Después de un buen rato, el conductor de una camioneta pequeña y destartalada me gritó al pasar: “¿Estás bien?”. Grité de vuelta: “¡No!” Detuvo su camioneta y se dirigió hacia mí.

“¿Cuál parece ser el problema?” preguntó. Le expliqué que me habían cambiado la banda del ventilador temprano ese mismo día y había comenzado a oler a goma justo antes de salir. Sabiendo que viajaría una larga distancia, había regresado a la estación de servicio para que lo revisaran, pero me habían asegurado que todo estaba bien. Así que no sabía si ese era el problema.

Reconocer la Presencia

De repente, me di cuenta de lo mucho que había oscurecido, de que el flujo del tráfico había disminuido y de que estaba en compañía de otros tres hombres que viajaban con este conductor. Las palabras del sermón de mi ministro llegaron a mi conciencia: “A la medianoche, cuando no hay nadie alrededor, ¿puedes conocer que YO SOY?”

Afirmar YO SOY hizo que el miedo emergente se disipara. Me di cuenta de uno de los caballeros quien, tal vez percibiendo mis pensamientos, preguntó: “Señora, ¿no tiene miedo de estar aquí sola?” Respondí rápida y confiadamente: “¡No! Sé que Dios está aquí. Y sé que Dios enviará a alguien —mejor dicho, a la persona adecuada— para ayudarme”.

El conductor de la camioneta confirmó que la banda del ventilador de mi automóvil se había salido porque no era del tamaño correcto. Pensó que tenía una de repuesto en su camioneta y regresó, no con una, sino con tres, ¡tres bandas de ventiladores de diferentes tamaños! Dijo: “¡En el nombre de Jesús, una de ellas debe encajar bien!” Y así mismo fue. Una de las correas encajó bien.

En ese momento entendí lo que dice Isaías 65:24: “Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán terminado de hablar cuando ya los habré escuchado”.

Todo lo que necesitamos

El único vehículo que necesitaba detenerse fue el vehículo que se detuvo. ¿Cuáles eran las probabilidades de que alguien tuviera tres bandas de ventilador en diferentes tamaños, una de los cuales se ajustaba a mi vehículo? Solo Dios podía concertar eso. De hecho, mi oración fue respondida antes de saber que necesitaba una banda para el ventilador. Si no hubiera orado primero, el resultado pudo haber sido muy diferente.

Una vez que el automóvil estuvo en funcionamiento nuevamente, se me ocurrió la idea de regresar a Kingston en lugar de continuar el viaje. Pero rápidamente lo descarté con el pensamiento: “Si vuelve a suceder antes de que llegue a casa, entonces Dios enviará a alguien más para ayudarme”. Y con esa seguridad, conduje sana y salva a mi hogar.


Este artículo apareció por primera vez en el folleto de Unity El poder de la oración.

Acerca del autor

La Rev. Claudia Fletcher fue ministra del Universal Centre of Truth for Better Living en Kingston, Jamaica y editora responsable de la publicación Daily Inspiration.

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