Miré hacia abajo desde la escalera de 8 pies en la que estaba parada. Pude ver a mi jefe caminando de manera intencional, con pasos firmes, hacia mí. ¡Había sucedido de nuevo! Me estaban dando dos cheques de pago semanales un viernes por la tarde. Fue un despido.

Como electricista con licencia que trabaja en áreas comerciales e industriales, cuando un trabajo estaba por terminar o estaba llegando a su fin, era costumbre recibir una notificación de despido con una casilla marcada como “reducción de la fuerza laboral” en un sobre junto con nuestros cheques. Como mujer electricista y además de raza negra, esas tácticas de despido eran comunes.

Podía sentir mi tristeza y decepción. Anhelaba ser vista y reconocida como una hábil mujer trabajadora.

¿Qué haría hasta el próximo empleo? Conduje hasta el banco, deposité mis dos cheques de pago semanales, luego conduje durante cinco minutos hasta casa en silencio y al llegar abrí la puerta.

Esta vez sería diferente.

En ese momento de introspección en el que me había sumergido, comprendí que al estar en el silencio podía escuchar los sonidos de la vida que me rodeaban: el bullicio de los grillos, el sonido que produce un teclado al escribir una palabra y el silencio para experimentar lo Divino en mí. Me di cuenta de que todo lo que había anhelado y buscado ya estaba dentro de mí.

Pasos hacia la libertad

Entré a la casa, guardé mi caja de herramientas y mi casco, me dirigí a mi habitación, me quité las botas de trabajo y me puse un pantalón cómodo y una camiseta. Miré hacia la esquina de mi habitación, donde había creado un santuario para practicar la paz interior, pues había estado asistiendo a una iglesia de Unity, y estaba aprendiendo a orar y meditar.

Me senté en la cómoda silla con una almohada para apoyar mi espalda. Tomé mi revista de La Palabra Diaria para comenzar a relajarme y leí el mensaje de ese día que afirmaba paz. Luego comencé el proceso de oración de cinco pasos de Unity hacia la libertad, tal como lo enseñó el cofundador de Unity, Charles Fillmore.

El primer paso me invitaba a relajarme. Esta fue una forma de cambiar los eventos del día y emprender un viaje para abrir mi corazón. Practiqué esto tomando algunas respiraciones conscientes, inhalando y exhalando. Mientras continuaba respirando, centré mi atención en la parte superior de mi cabeza, dirigí mi respiración hacia allí y luego bajé por cada área de mi cuerpo hasta llegar a los dedos de mis pies. Podía sentir cómo todo mi cuerpo se relajaba en la nada del momento.

El siguiente paso para ser libre fue concentrarme. En ese momento, afirmé: Dios es. Reconocí que esta Presencia está en todas partes. Es una presencia infinita, como una fuerza vital universal y como el viento sustentador de todo lo que es, fue y será. Dios es.

Luego, pasé a la meditación. Integré mi humanidad con mi esencia divina al afirmar estas palabras como mi mantra: Dios es la fuente, que fluye en mí, y a través de mí. Siento la presencia de Dios.

Comprender la verdad

En ese momento de introspección en el que me había sumergido, comprendí que al estar en el silencio podía escuchar los sonidos de la vida que me rodeaban: el bullicio de los grillos, el sonido que produce un teclado al escribir una palabra y el silencio para experimentar lo Divino en mí. Me di cuenta de que todo lo que había anhelado y buscado ya estaba dentro de mí.

Al concluir este tiempo de expansión conmigo misma, di gracias. Estaba agradecida por esta nueva y diferente forma de liberarme durante el día. Estaba agradecida por poder celebrar y afirmar mi vida.

Este proceso de oración de cinco pasos me permitió sentirme en paz en lugar de sentirme ansiosa o preocupada por el despido. Sabía intuitivamente que todo se iba a resolver, ¡y así fue! He podido volver innumerables veces a esta práctica de oración en momentos de desesperación y en momentos de alegría.

Soy el centro en el que todo el universo se eleva para bendecir mi espacio, mis pensamientos, acciones y reacciones.


Este artículo se publicó por primera vez en el folleto de Unity Encontrando paz a través de la oración.

Acerca del autor

La Rev. Edith Washington-Woods es la ministra principal en Unity of Gaithersburg, en Maryland.
Rev. Edit Washington Woods

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