El Amor es.

Qué recordatorio tan poderoso en “Que haya amor” de Winifred Wilkinson Hausmann. Un recordatorio muy necesario.

Seamos realistas, puede ser un desafío amar. Puede ser un desafío enfrentar todo lo que está sucediendo en nuestras vidas y en la vida de la humanidad y aun así encontrar nuestro camino hacia el amor. Sin embargo, este recordatorio nos trae de nuevo a la conciencia de que el amor simplemente es.

El amor es un poder que no solo está en nosotros, sino que lo usamos activamente. La escritora nos invita a preguntarnos: ¿cuál es el “buen uso y desarrollo de este poder?” ¿Cómo podemos apoyarnos en este poder innato en nosotros y utilizarlo en su máximo potencial?

Hacernos esta pregunta es clave para vivir una vida de alegría y, en muchos sentidos, vivir nuestro propósito divino. En 1 Corintios 13:13 leemos: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; y el mayor de ellos es el amor”, se nos invita a confiar firmemente en Dios, esperar devotamente y amar con extravagancia. Pero como dijo Jesús, el mayor mandamiento es amar a Dios y amarnos unos a otros.

El amor es la clave

El amor libera los grilletes que hemos creado para nosotros mismos y para los demás, y revela nuestra verdadera naturaleza. Al desarrollar el poder del amor en nosotros, nos liberamos y liberamos a los demás de los juicios y de las definiciones limitadas que nos hemos dado unos a otros. Nos lleva a una mayor armonía con la verdad de que somos uno. El amor une a toda la familia humana porque no ve separación y, a través de nuestra experiencia, nos damos cuenta de que cambia nuestras percepciones de estar separados.

El amor no aparece después de que tiene lugar la sanación; el amor es lo que produce la sanación.

Quizás por eso se nos dice que el amor es lo más grande que hay en nosotros. El teólogo protestante Juan Calvino dijo una vez que “la fe y la esperanza son nuestras, el amor se propaga en los demás”.

Cuando compartimos nuestro amor, este eleva a otros. No solo nos permite ver a los demás como la expresión de Cristo, sino que permite que otros se sientan como el Cristo. El amor no solo derriba los muros entre nosotros y los demás, sino que derriba los muros que otros han construido entre ellos y su propia naturaleza de Cristo.

Es a través de esto que el amor “abre la puerta a experiencias del bien de Dios, por encima y más allá de todo lo que alguna vez pensamos que era posible”. El bien que experimentamos está en nosotros y en los demás. Uno de mis versículos bíblicos favoritos es Mateo 18:20, “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Me dice que lo Divino está en nuestras relaciones. ¿Qué mejor manera de honrar esa Presencia que desatando todo el poder del amor dentro de ellos?

Amor y sanación

Nuestra relación con la comprensión de nuestra divinidad puede ser difícil. Nuestras relaciones con los demás pueden estar llenas de desafíos. En lugar de pensar que debemos trabajar en tales relaciones para llegar a un mayor sentido de amor, podemos reconocer nuestra capacidad de invocar el poder del amor para lograr la sanación. El amor no aparece después de que tiene lugar la sanación; el amor es lo que produce la sanación.

Que nuestros senderos sean guiados por el amor. Veamos al Cristo en los demás y en nuestras experiencias. Aceptemos plenamente el poder del amor, ya que nos lleva a una mayor unidad con los demás y con nosotros mismos.

Ten fe en el amor y pon tu esperanza en él. Confía, porque el amor nunca falla. El Amor es.


Este artículo se publicó por primera vez en el folleto de Unity Amor, sanación y abundancia: Dando vida a la sabiduría espiritual.

Acerca del autor

El Rev. Juan del Hierro es ministro principal de Unity on the Bay en Miami, Florida, y ha recibido reconocimiento del Congreso por su trabajo por la justicia social.

 

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